Muchos de los cuentos de El resto, usted ya lo sabe construyen, además de un protagonista narrador, un muy efectivo narratario: comisarios, médicos, curas que surgen como excusas para que estos personajes den rienda suelta a sus monólogos. A veces angustiados, otras confundidos, pero siempre verborrágicos, van repasando los hechos de una historia que poco a poco va revelando el lado oscuro de sus personalidades. Más allá de este mecanismo, todos los cuentos nos acercan al interior inexplorado de personajes que parecen no encontrar el verdadero sentido de sus vidas pero que, sin embargo, no por esto dejan de ser vitales. Guastavino es hábil explorando la esencia humana en la contradicción, la indecisión, la ambigüedad y la terquedad, estados por los que todos hemos pasado en más de una oportunidad.