Microrreflexiones en torno a qué clasifica como arte
por: Valeria Iglesias

I ¿Quién hará de policía de la poesía?
Hace varios años me invitaron a una charla sobre ciclos de poesía en el Centro Cultural de la Cooperación. Luego de que leyéramos algunos poemas, vinieron las preguntas de los moderadores y uno de los invitados, no recuerdo bien a partir de qué pregunta, expresó su preocupación por la proliferación de ciclos de poesía que no eran buenos ciclos ni difundían buena poesía. ¿Cuál sería el problema de que existan ciclos que hacen mala poesía?, me pregunté mentalmente. Y en tren de pensamientos, también me surgieron más inquietudes: ¿dónde está la línea que divide la poesía buena de la mala y quiénes serían los policías de esa frontera encargados de decidir qué sirve (y queda) y qué debería evitarse? Una vez distinguida la buena de la mala poesía, ¿quién iría a obligar que cierren esos ciclos que no estaban a la altura? Intenté plantearlo en el debate, pero todo terminó como termina ese tipo de discusiones: el indignado siguió pensando que era un problema que se hiciera mala poesía y yo me quedé rumiando mis preguntas.
II Dejá de fingir que el arte es difícil
Hay artistas para todos los gustos. Por suerte. No perdamos jamás de vista este hecho. Yo, particularmente, soy fan de los artistas que promueven un arte relajado, incentivando la aceptación en una suerte de reflexión inclusiva de lo que clasifica como arte (esto es: que tiende a ampliar el conjunto de obras de arte y no a limitarlo). Un ejemplo es Amanda Palmer que escribió el "Himno al ukelele" donde nos convoca a dejar la queja de lado, porque hacer arte no es algo difícil: lo dice basándose en lo fácil que es aprender a tocar el ukelele y hacer música. No solo eso, cuando sacó su disco financiado por crowdfunding, en alguno de los combos que podías comprar para ser parte de la campaña, además del CD te mandaba unos stickers que decían "ART" o "NOT ART" para que las pegaras donde te pareciera que correspondía y le enviaras unas fotos (solo logré recuperar estos ejemplos de Internet: https://ar.pinterest.com/jillydreadful/art-not-art/ y http://ntropie.soup.io/post/268891310/ART-NOT-ART-via-Amanda-Palmer).
Fue también por esa época que Cecilia Giménez saltó a la fama por restaurar el Ecce Homo, un mural en un santuario de Zaragoza, España. Las redes fueron furor de chistes y memes, y esta restauración, que en un principio parecía una desgracia, dio lugar a más arte: documentales, musicales, canciones y más, inspirados en Cecilia.
Y solo para unir a estas dos artistas, les dejo un link para que vean la remera que Amanda Palmer vendió por esos días, con el Ecce Hommo de Cecilia y una línea de su canción Ukulele Anthem: stop pretending art is hard (que en español significa lo que puse de título a esta sección).
III Trapito
Pero están también aquellos que gustan de un arte más… ¿qué sería lo opuesto a relajado? ¿más tenso? Sí, eso: más tenso y exclusivo (como opuesto a inclusivo). Donde el foco está puesto en el esfuerzo y el virtuosismo (algo cercano, podríamos decir, a la meritocracia). Son los que pusieron el grito en el cielo cuando a fines de 2016, Agustina Quiles ganó el Primer Premio Adquisición de Pintura del Banco Central por su obra sin título a la que ahora todos recordamos como "Trapito". No voy a entrar en la discusión de si eso lo podría haber hecho yo con un valerina viejo de mi cocina, o —respetando el tamaño— con la cortina del baño raída. Primero, porque de hecho NO LO HICE y no mandé nada de eso al concurso. Por lo tanto, que lo sepan: no me gané los 50.000 pé (que hoy día con la inflación ya no son nada). Segundo, porque yo no sé mucho de artes plásticas, así que prefiero no opinar. Tercero, porque no tengo idea de cuánto tiempo le llevó hacerlo. Cuarto, porque tampoco me parece un parámetro el tiempo que le llevó hacerlo y no comulgo con la idea de que el arte necesariamente tenga que tener el ingrediente del virtuosismo. He visto cuadros que parecen fotografías, y me he preguntado: ¿tanto trabajo para que esto quede igual a una foto? ¿No era lo mismo y más fácil sacar una foto? Pero tampoco quiero ahondar en estas preguntas, o en este juicio de valor, porque estaría pecando de lo mismo que aquellos que se indignaron con el trapito.
IV Comercial vs. artístico
Me da risa esta distinción. Se da sobre todo en el cine y el teatro. Hollywood hace cine comercial y después están las películas de cine arte. O la diferencia entre el teatro de la calle Corrientes y el off. Pretender sacar del medio el dinero que mueve el arte, me parece, como mínimo, naif. No estoy diciendo que es todo lo mismo. No. Estoy diciendo que no veo por qué no podría también ser comercial el cine arte, o el teatro off. Porque, ojo, si no entramos en la famosa zona peligrosa de creer que porque uno hace arte (y disfruta haciéndolo) no debería esperar una compensación económica a cambio. Le pasó a un amigo ilustrador negociando sus honorarios: como él se quejaba de que lo que le ofrecían era muy poco, le retrucaron: ¿de qué te quejás, si hacés lo que te gusta? Habría que ver si hay médicos haciendo lo que les gusta y bajarles el salario. O abogados. O ingenieros.
V ¡Gracias, Frank!
Por supuesto que existe la mala poesía y que no todo es arte. Por supuesto que he visto cuadros, películas e instalaciones, y he leído libros que me parecieron prescindibles, si no horribles. No pongo en duda eso. Pero me parece muy simplista pensar en una grieta que divida el arte de lo que no lo es. Primero, porque seguramente haya grises: no solo en la calidad de la obra, sino en los parámetros para evaluarla. Segundo, porque al pertenecer a la esfera de la factoría cultural humana, no podría clasificarse en secciones estancas y fijas… (pienso también en las clasificaciones de las especies, por nombrar una clasificación científica, y de pronto se me aparece un ornitorrinco que comparte características de aves y mamíferos).
El problema, me parece a mí, está en querer definir al arte desde el objeto o producto en sí mismo, dejando de lado todo lo que implica un hecho artístico. Frank Zappa lo dejó bien claro en su libro The Real Frank Zappa Book: lo más importante es el marco; es decir: hay que delimitar un hecho u objeto, señalizar dónde termina el mundo ordinario y dónde comienza el hecho artístico u objeto de arte. Porque si no, "¿qué es esa porquería que hay sobre la pared?".
Lo más importante en el arte es El Marco. Para la pintura: literalmente hablando; para otras artes: figurativamente —porque, sin este humilde instrumento, no podés saber dónde termina El Arte y empieza El Mundo Real. Tenés que ponerle una "caja" alrededor porque si no, de otro modo, ¿qué es esa porquería que hay sobre la pared? Si John Cage, por ejemplo, dice, "Estoy poniéndome micrófonos de contacto en la garganta, y voy a beber jugo de zanahoria, y ésa es mi composición", entonces su gorgoteo clasifica como su composición porque puso un marco alrededor de él y lo dijo. "Tomalo o dejalo, ahora yo deseo que esto sea música". Y después, es sólo cuestión de gustos. Sin ese marco-anunciado, es un tipo tragando jugo de zanahoria. The Real Frank Zappa Book, Chapter 8 - Frank Zappa, Peter Occhiogrosso.