El encuadre paterno

El encuadre paterno

Fuera de cuadro

Daniel Bí¶hm

CienVolando

129 páginas

2019

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Siempre tengo presente la imposibilidad de llegar profundo en los secretos de los demás. Pienso que, si yo misma tengo rincones no explorados, ¿cómo pretender saberlo todo del otro? Algo tan básico y evidente que, sin embargo, no nos ahorra el intento. Sobre todo, cuando se trata de alguien cercano. Un familiar, por ejemplo. Un padre. El padre.

En Fuera de cuadro este estéril y tan necesario intento ronda sobre la figura de un padre que se suicida. Este suicidio dispara en el personaje narrador toda una investigación que, si bien en algún momento tiene lugar en el mundo material (buscar en cajas fuertes, en habitaciones de una casa) sucede principalmente en el repaso de recuerdos, memorias que, poco a poco, van más allá del padre, yéndose literalmente de cuadro.

Los hilos que nos hacen avanzar en la lectura, y ahí­ creo yo que radica la maestrí­a de Bí¶hm, son tan sutiles y trabajan tan bien con lo no dicho que, a pesar de que las problemáticas y las costumbres son muy particulares de esa familia, seguimos adelante identificándonos con ese intento de descubrir aquello que nunca descubriremos, de comprender algo sin siquiera tener una vaga idea de qué es lo que tendrí­amos que comprender. La vida misma. De alguna manera me recordó a La invención de la soledad, de Paul Auster, en esta imperiosa necesidad no solo de conocer al padre que ya no está, sino de encontrar en uno mismo aquello de él que sigue vivo en nosotros.

Indagar en el padre es indagar en nosotros, como hijos, y al igual que La invención de la soledad, Fuera de cuadro divide en el papel dos secciones "Padre" e "Hijo". Y deja en evidencia que por más que nos diferenciemos (nos dividamos en otro capí­tulo) no podemos deshacernos de lo que hay en nosotros de nuestros ancestros. Aún yéndonos cada vez más fuera de ese cuadro, nos quedaremos preguntándonos dónde estaba ese cuadro del que nos salimos. Esto sucede claramente en "Hijo", donde comienzan a circular personajes de los que, como lectores, no sabemos nada de nada. Vivir para indagar(nos), pongamos donde pongamos el foco de la cámara.