Cuando un analista escribe
Cuando Lacan lanzó en Roma la siguiente advertencia: "Soy un payaso. Sigan el ejemplo, ¡y no me imiten!", no tenía, seguramente, la más mínima idea de lo poco que su advertencia iba a ser tenida en cuenta. Y muy especialmente a nivel de la escritura de los textos psicoanalíticos: el barroquismo es, sin duda, dentro de los múltiples pecados de imitación, solo uno de los más banales.